Esta cueva, que se formó por la erosión del agua, tiene una profundidad de 376 metros con una abertura exterior notoriamente más estrecha que el fondo, dándole una forma general cónica.
El Sótano de las Golondrinas fue dado a conocer en 1976 por un equipo de ornitólogos estadaunidenses que estaban realizando un estudio de las aves de la zona y pronto atrajo el interés de espeleólogos y turistas, echo que hizo que el establecimiento de aves en su interior fuera disminuyendo poco a poco.
Este lugar es ideal para los amantes del salto base.
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